martes, 29 de octubre de 2024

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

Bueno, creo que nunca está de más un post de Naraku y sus sentimientos ajenos...


Naraku siempre ha sido un hombre muy emocional, como si sus emociones lo devoraran vivo. Es curioso: por un lado está el Naraku frío y calculador, el estratega impecable que mide cada palabra y cada gesto; por otro, el Naraku más emocional, a veces torpe e inexperto para lidiar con todo eso que siente. Es un contraste fuerte, casi como si fueran dos personas distintas dentro de él.


Tampoco es un secreto que nunca se tomó el tiempo para gestionar sus emociones. En lugar de enfrentarlas, buscó la forma de deshacerse de ellas. Pero, por supuesto, ese no era el mejor plan, porque esas mismas emociones siempre volvían a darle una bofetada cuando menos lo esperaba. Entonces, por mucho que intentase "anestesiarlas", nunca dejaba de sentirlas realmente.


Sin embargo, no es que Naraku tuviera demasiadas opciones desde el principio. Nació de un hombre consumido por pensamientos oscuros y demonios hambrientos de violencia. Era como si el veneno corriera por sus venas desde el primer aliento. Así que, sí, nunca hubo un camino fácil para él, ni una salida clara.


Otra cosa interesante es su relación con Kikyō. ¿La ama? Oh, sin duda. Y también la odia con una intensidad igual de feroz. A lo largo de la serie, una de sus prioridades es matarla porque sabe que la sacerdotisa representa su mayor debilidad. Su corazón, el último vestigio humano de Onigumo, reacciona ante ella. Esa conexión es su "último remanente humano", y por eso mismo quiere destruirla: eliminar lo que percibe como un obstáculo para alcanzar el poder o encontrar algo de paz.


Aunque, en el fondo, probablemente ni el poder ni el amor lograrían darle alivio alguno. Creo que, de algún modo, todo terminaría siendo insuficiente para él, y ese vacío en su interior seguiría ahí, insaciable. Pero eso es sólo mi opinión, basada en lo oscuras que son las raíces de Naraku.


Ahora, quisiera repasar con ustedes un momento interesante...


Capítulo 173: Celos


¿Los celos de Naraku? Siempre me ha parecido fascinante y brutal su reacción: llegar al punto de desollarse la espalda por la rabia. Es como si se odiara profundamente por sentirse humano, por experimentar algo tan mundano como los celos. Se notaba a kilómetros lo disgustado que estaba consigo mismo, lo mucho que se despreciaba. Y es que esos celos dejaban claro que sus emociones estaban a flor de piel, devorándolo desde dentro. Pero lo más impactante es lo aterrador que resulta verlo así, porque incluso Onigumo, con lo poco que sabemos de él, siempre transmitió esa misma sensación de peligro latente.


Es decir, hace cincuenta años, ¿qué fue lo que atrajo a Onigumo hacia ella? La Perla de Shikon. Entonces, cuando Onigumo se entera de que Kikyō planea entregarle la joya a otra persona y que comparte sentimientos con dicha persona (InuYasha), su furia estalla como un volcán No es una reacción de celos románticos por un lado, su deseo de robar la Perla es absoluto, y por el otro, hay un morbo oscuro en él que anhela ver a Kikyō sumida en el dolor y la agonía. No busca hacerla feliz ni casarse con ella; su verdadero deseo es raptarla


Seguimos con las imágenes y sus pies de nota, que son importantes. 👇



➜ Onigumo es un personaje que encarna el sadismo de manera inquietante. Pero, ¿qué significa realmente ser sadista? Un sadista es una persona que experimenta placer o satisfacción al ver sufrir a otros, ya sea de forma psicológica o física. Este deleite en el dolor ajeno no es sólo una característica superficial; es un rasgo profundamente arraigado en la psicología de quien lo padece. En el caso de Onigumo, podemos concluir que sus sentimientos hacia Kikyo tienen una clara inclinación sadista. Y así, nos encontramos ante la pregunta: ¿es esto amor sadista o simplemente un sadismo en su forma más pura? La respuesta queda abierta a la interpretación. 


Personalmente, creo que hay algo que se asemeja al amor en su locura, aunque también es cierto que Onigumo estaba acostumbrado a obtener lo que quería, pero su situación actual –postrado, incapaz de actuar, con graves heridas y el tiempo en su contra– lo llevó a una obsesión desesperada. Era como una bomba de tiempo, lista para estallar no sólo por su deseo por Kikyo, sino también por el abrumador peso de su sufrimiento.


Lo digo porque me cuesta imaginar que ser quemado vivo y quedar paralizado haya sido en absoluto placentero. Seguramente, toda esa agonía se acumuló y lo empujó a aceptar el oscuro trato que le ofrecieron los demonios, atraídos por su dolor y sus espantosos pensamientos: la promesa de volver a caminar a cambio de su cuerpo y su alma.


Se lo comieron, entonces; dientes, garras y bocas hambrientas desgarrándolo en un festín grotesco. Es impactante pensar que Onigumo conoce de primera mano lo que significa ser devorado vivo.



➜ Sé que algunas personas (me incluyo), suelen ver a Kikyō como la única razón detrás de todo, pero hay más capas en esto. Onigumo no sólo estaba obsesionado con ella, sino que también anhelaba recuperar un cuerpo funcional y saludable. No olvidemos que estaba atrapado en un estado de completa parálisis, y su deseo principal era liberarse de esa prisión de carne herida y quemada. Kikyō fue una obsesión para él, no lo niego, pero diría que era más bien el "bono" en esta historia. 


La verdadera prioridad de Onigumo era volver a moverse, recuperar su fuerza y robarse la Perla de Shikon. Y si en el proceso lograba tomar a Kikyō como una especie de trofeo o capturarla como parte de su "venganza personal", mejor aún. Sería un premio doble.


Dicho de otra manera, el deseo de Onigumo por un cuerpo sano y por la Perla estaba tan entrelazado con su obsesión por Kikyō que terminó generando algo completamente monstruoso: Naraku. Y eso es lo que me parece fascinante de esta historia. Es brutal y trágico a la vez, y de esa combinación tan oscura nació un villano que no sólo carga con los deseos humanos de Onigumo, sino también con toda la malicia de los demonios que lo devoraron. Hay algo terriblemente hermoso en todo esto, algo inquietante y magnético. Pero bueno, eso ya es cosa mía.




➜ Otra cosa que me gusta pensar es que, como bien dijo Kikyō, Naraku podría haber contaminado la Perla de Shikon con un solo toque. No necesitaba necesariamente tender esa trampa a ella e InuYasha, pero lo hizo de todos modos. Y no tanto por celos, sino más bien por pura malicia; algo así como un movimiento completamente intencional, hecho por el simple placer de jugar con sus víctimas, de disfrutar su sufrimiento y manipular sus destinos. 


Desde su primer aliento, Naraku tuvo una naturaleza deliberadamente cruel. No se limita a buscar poder por poder; encuentra satisfacción en manipular y engañar, en llevar a las personas hacia la desesperación y la ruina.


Pienso que Naraku disfrutaba especialmente viendo cómo caían aquellos que eran "puros" o creían serlo. Por eso quería que Kikyō usara la Perla para salvarse; no porque la apreciara, sino porque habría sido fascinante verla renunciar a sus principios por supervivencia. De hecho, Naraku se parece a alguien que encerraría a dos criaturas de especies diferentes sólo para ver si se devoran entre sí, por pura curiosidad y diversión. Su trampa no fue sólo una estrategia, sino un entretenimiento para él, un reflejo de su carácter retorcido y sadismo innato. 


Y en ese sentido, lo que hace que Naraku sea tan peligroso y complejo es que nunca actúa por una única motivación. No se trata sólo de poder o de venganza; es el simple y cruel deseo de quebrar, de corromper lo puro y de llevar al límite a aquellos que se creen fuertes o virtuosos.



➜ En efecto, sus celos no fueron la única razón detrás de sus acciones (en este caso, separar a Kikyō e InuYasha). Sí, los celos jugaron un papel, pero no son todo. Lo que realmente destaca es que Naraku siempre ha estado profundamente solo. No es un secreto que, a pesar de su carisma y capacidad para manipular, nunca tuvo amigos ni aliados verdaderos. Y no es porque no pudiera tenerlos; en realidad, fácilmente podría haberlos tenido si hubiera querido. Pero Naraku se asegura de mantenerse aislado, siempre guardando distancias, destruyendo cualquier vínculo antes de que pueda formarse. 


Esa soledad lo define de una manera cruel. En su mundo, todo lo que no puede controlar o poseer lo rompe. No soporta la idea de algo fuera de su alcance, algo que no pueda moldear a su antojo. Así que, en lugar de dejar que otros se acerquen, los utiliza o los destruye. Y esto lo convierte en un ser lleno de contradicciones. Por un lado, busca poder, pero por otro, parece condenado a sabotearse a sí mismo, a alejar todo lo que podría brindarle un tipo de conexión más humana.


Naraku no tiene una motivación única o clara. Es un hombre impulsado por resentimiento, ansias de control y una crueldad que lo lleva a destruir todo a su paso. Lo contradictorio es que, aunque persigue constantemente el poder absoluto, se queda con un vacío, incapaz de encontrar la satisfacción que busca. Está siempre en guerra consigo mismo, saboteando sus propios deseos. Su soledad, autoimpuesta y profunda, lo vuelven trágico: un hombre que se aísla más y más, hasta que no le queda nada más que su propia oscuridad.

viernes, 25 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Es asombroso pensar que, después de que Kagome destruyera su cuerpo, Naraku probablemente tuvo que recurrir a algo tan extremo como unir su cabeza a una marioneta. Eso explicaría por qué todos en su castillo creían que estaba gravemente enfermo, cuando en realidad lo que sucedía es que ni siquiera tenía un cuerpo propio en ese momento. 


¿Por qué lo menciono? Simplemente porque es un detalle curioso que resalta lo increíble que es Naraku, incluso en sus momentos más vulnerables.



martes, 22 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

 ✨ Capítulo 164: El Cuarto ✨


Es difícil perdonar que Sunrise no animara esta escena. No es la única que dejaron fuera, pero esta tenía un potencial increíble. Me encanta el gore cuando se usa bien, sobre todo para mostrar lo aterrador que pueden ser los monstruos. Y Naraku, con su extraña y retorcida "familia de sangre", es el más grande de todos. Habría sido brutal verlo en todo su esplendor.


Entonces, me gusta esta secuencia porque el cuerpo de Naraku yace ahí, decapitado, pero todos sabemos que no está realmente muerto. Más bien parece... pasivamente irritado. Como si pensara: «¿En serio otra vez?» Quizás sólo quería tomarse un descanso, quién sabe...


Sin embargo, el momento es breve. Su mano se contrae después de permitir, por un instante, que la criatura en la vasija devore los cadáveres de los samuráis sin interrupción. Parece que no le importa que se alimente bien, porque enviar a alguien a la cama sin cenar no es el tipo de castigo que Naraku emplea. No, él definitivamente opta por métodos más brutales, como cuando el gran corazón aparece en su mano y lo aprieta


La cabeza cortada de Naraku sonríe de manera burlona y le pregunta si eso le duele. Luego, con un tono absolutamente despectivo, le informa al "bebé de prueba" que, en este momento, tiene su miserable corazón palpitando en la palma de la mano. Literalmente. Naraku también explica que valora el instinto asesino que se dirige a todo lo que se mueve, pero advierte que podría aplastar su corazón si su dueño se comporta de manera grosera con él. Es curioso, casi como si esa cosa –más tarde identificada como Juromaru y Kageromaru– soltara una palabrota en la mesa o algo similar (su equivalente, diría).


Si bien puede que esta secuencia resulte desagradable para algunos (bueno, no para mí, pero entiendo que no a todos les agrada), la encuentro extrañamente divertida. Es lo más cercano a una convivencia familiar que Naraku y sus criaturas, que salieron de él, podrían tener, dada su peculiar naturaleza.

#ellegadodenaraku



domingo, 20 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

 Hacedor Propio


Naraku es un hombre narcisista, pesimista y cruel, sin ningún interés en ocultar su lado más oscuro. No se disfraza de algo que no es, ni se molesta en buscar excusas. Simplemente es malo y lo tiene muy claro. Él es así, y le basta con saberlo. A veces puede ser civilizado, otras, frío y otras, completamente brutal. En cuanto a sus habilidades, es un conquistador que arrasa con todo, sin importar si son humanos, hanyōs, yōkais o incluso daiyōkais. Nada ni nadie está a salvo de su devastación.


También es directo, sí, pero a la vez un actor consumado. Un mentiroso experto, un estafador de primera. Puede envolverte con palabras dulces, decir justo lo que quieres oír sin apenas esfuerzo. Puede parecer increíblemente agradable, alguien que parece entenderte a la perfección, haciéndote sentir en confianza mientras sigue su propio plan oculto.


Básicamente, un empático oscuro.


Además, se ha vuelto bastante famoso, un monstruo muy buscado, y no por razones menores. Su reputación se ha extendido entre humanos, yōkais y daiyōkais. Incluso demonios que jamás se dignarían a tratar con "criaturas inferiores" lo buscan, como es el caso de Sesshōmaru. Aun así, Naraku es un paria entre los parias. Ni siquiera encaja con otros híbridos, que ya de por sí son rechazados. Él va más allá, algo fuera de lo común, no sólo por sus orígenes tan distintos, sino por la sensación de ser completamente ajeno incluso entre los marginados.


En pocas palabras, una aberración.


Entonces, vamos a dejar de lado el manga y enfocarnos en el anime un instante, específicamente en las escenas de Naraku cuando supuestamente mata a Kikyō en el Monte Hakurei. Personalmente, creo que la versión del anime está mucho mejor lograda: es más compleja, intensa y llena de detalles que elevan el momento. Una de las escenas que más me gustaron es cuando el cuerpo de Naraku se reconstruye célula por célula, algo visualmente impactante que no aparece en el manga, donde simplemente lo muestran ya con su nuevo cuerpo, sin más explicaciones. 


En su encuentro con Kikyō, Naraku le revela que no está allí por su propia voluntad. En realidad, todo fue parte de su plan, diseñado alrededor de Rasetsu, para que Kikyō llegara sin darse cuenta al lugar exacto donde él quería que estuviera. También le dice que sólo los más fuertes pueden realmente ser dueños de su destino. Naraku deja en claro su desprecio por aquellos que, en su debilidad, se escudan tras la idea del destino como una excusa para no tomar acción. Para él, esta actitud es extremadamente patética.


Me gusta esta escena porque dice mucho sobre Naraku y revela su profunda desconfianza en el destino predeterminado. Él es de los que creen que cada uno tiene el poder de forjar su propio camino en la vida. De hecho, lo demuestra al crear su propia ruta hacia el poder, desafiando cualquier noción de un futuro ya escrito.


Pero eso no es todo. Naraku es también un nihilista y hedonista en su núcleo. Es cierto que puede parecer sombrío, sin duda. Pero también hay algo más en él, algo que encaja perfectamente con el existencialismo. Esta filosofía sostiene que sólo el yo existe de manera definitiva, y por lo tanto, es el centro del universo. Según esta visión, el significado no es algo externo, sino algo que se crea internamente, abrazando la libertad absoluta y forjando uno mismo su propósito. Y eso, de algún modo, es lo que Naraku hace: él es su propio centro, su propia creación.


Como mencioné antes, Naraku es, en esencia, un monstruo que lo conquista todo. Derrocarlo fue una tarea casi imposible, una experiencia aterradora. Y esto me lleva a pensar en otra teoría filosófica interesante: el Übermensch o superhombre de Friedrich Nietzsche. Nietzsche teorizó que el colapso de los valores tradicionales abriría el camino para el surgimiento del superhombre, una figura que se liberaría de todas las convenciones y fuerzas externas. Este ser, en lugar de seguir las normas impuestas por la sociedad, crearía su propia verdad, una verdad completamente arraigada en la vida y la naturaleza, sin buscar validación en ningún otro lugar.


El estilo de vida solitario de Naraku, junto con su poder y su lógica implacable, lo sitúan perfectamente en este rol. Ignorando las expectativas de los demás, él forja su propio sistema de creencias, su propio destino, y arrastra a todos los que se cruzan en su camino a seguirlo, sin importar cuán destructiva sea esa fuerza.





lunes, 14 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

 𝐌𝐔𝐒𝐎

Extrapolando un poco del carácter de Muso (Onigumo) a partir de las pequeñas pistas que deja, parece ser un tipo carismático con un sentido del humor bastante torvo, muy parecido al de Naraku. Lo curioso es que no encaja para nada en el perfil típico de los criminales de la época, esos que suelen ser toscos y vulgares. Muso (Onigumo) tiene una especie de elegancia, aunque algo desordenada, que incluso se refleja en sus asesinatos. Es interesante cómo puede combinar esa clase de estilo con el caos.


Eso lo hace francamente aterrador, porque detrás de esa actitud aparentemente amigable, bromista y hasta un poco coqueta, esconde una naturaleza sadista. Antes de las quemaduras, podríamos imaginar que tenía un rostro bastante atractivo, lo que sólo le daba más ventaja para manipular a los demás. Y luego, cuando toma la cara del monje Muso, es como si todo se volviera aún más perturbador. También está claro que disfruta viendo a otros sufrir, ya sea a nivel psicológico o físico.


No es de extrañar que Naraku se haya formado como lo hizo, considerando que sus raíces son oscuras y retorcidas hasta la médula. Al final, este hombre es el núcleo que sostiene todo en su interior, el que mantiene juntas las piezas de ese infierno


#ellegadodenaraku



domingo, 13 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Tácticas Suaves 

Esta escena no aparece en el manga, pero me parece un añadido brillante en cuanto a Naraku. La manera tan educada, tranquila, e incluso casi amable con la que le dice a Hitomiko que la va a matar es, honestamente, escalofriante. No necesita ser brusco, ni violento, ni vulgar para sembrar el terror. Es esa suavidad engañosa, esa falsa cortesía, lo que lo hace mucho más aterrador.


Además, no tiene reparos en asesinar niños ni en usarlos, como con Kohaku, para llevar a cabo sus siniestros planes. Es frío y tiende a no subestimar a las personas; y si alguna vez lo hizo, aprendió la lección de la manera más dura. Siempre está evaluando las amenazas potenciales, y la pequeña Hitomiko no fue la excepción. En ese momento, Naraku no la vio como una niña inocente, sino como un peligro que debía ser eliminado antes de que tuviese la oportunidad de actuar.


#ellegadodenaraku




viernes, 11 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

𝐍𝐀𝐑𝐀𝐊𝐔, 𝐅𝐀𝐒𝐂𝐈𝐍𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍 𝐄𝐒𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 🕸️

La naturaleza de Naraku es fascinante y profundamente perturbadora, porque aunque técnicamente es un híbrido, no es un híbrido en el sentido tradicional. No comparte el origen de alguien como InuYasha, por ejemplo. Naraku no surgió de un linaje natural, sino de la unión profana entre un hombre desesperado y un grupo de demonios igualmente desesperados, fusionados en un solo ser.

Esa es su esencia. No puede ser otra cosa que lo que es porque fue formado a partir de las emociones más oscuras y los impulsos más bajos del ser humano y el demonio. En su núcleo hay elementos como el dolor, la lujuria, el amor enfermizo, el odio absoluto, la desesperación sin fin, la codicia insaciable... Esos no son sólo rasgos que adquirió; son los ladrillos con los que fue construido. Cada parte de él está marcada por esos ingredientes, y pretender que alguna vez podría deshacerse de ellos es un engaño.

Ya estaba programado, por así decirlo, para representar todo lo que es oscuro en la condición humana. Incluso el amor, en su caso, está contaminado, convertido en un deseo posesivo y destructivo. Intentar despojar a Naraku de estas emociones sería como quitarle los ladrillos a una casa; se desmoronaría. Lo que lo hace tan trágico es precisamente esto: su maldad no es una elección, sino una consecuencia inevitable de cómo fue creado.

Todo en él –su carne, su espíritu, su alma, si es que se le puede llamar así– está tejido con maldad. No fue diseñado para ser otra cosa que un destructor

jueves, 10 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Capítulo 71: Naraku

Así que, como siempre nos gusta explorar la personalidad de Naraku, esta vez no será la excepción. Veamos... entre líneas se nota que el tipo tiene un humor oscuro y ácido, la clase que haría estremecer a cualquiera. Si se dedicase a la comedia, probablemente sería el rey de las ofensas, y en redes sociales lo estarían “funando” cada cinco minutos. Sin duda, alguien que sabe cómo cruzar la línea—y con gusto.

Y, por supuesto, no podemos olvidar que es un hombre cínico y sarcástico. Tiene ese toque mordaz que convierte cualquier conversación en un desafío, deleitándose en poner a prueba la paciencia de todos. Y lo peor (o lo mejor, según se mire) es que lo disfruta mucho

Estos paneles son apenas dos ejemplos de su sentido del humor, extremadamente negro y cáustico.

#ellegadodenaraku

martes, 8 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Naraku nunca ha sonreído de manera genuina, al menos no por algo que se considere bueno. Su sonrisa, cuando aparece, es absolutamente aterradora.

Puede que a veces sea una sonrisa verdadera por algo que le salió bien, pero también puede ser una sonrisita un poco loca o esa risa desenfrenada que vimos en Kanketsu-Hen. Esa última fue un añadido del anime que, la verdad, me encantó, no puedo negarlo.

Pero, volviendo a sus sonrisas, claramente comunican: "Estoy diez pasos adelante y tú no tienes ni idea". Sabe que te tiene justo donde quiere y disfruta cada segundo de ello. ¿Y qué significa cuando te sonríe? Felicitaciones, probablemente ya estés emocionalmente diseccionado.

#ellegadodenaraku

domingo, 6 de octubre de 2024

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Entonces, Naraku a veces da la sensación de que, a pesar de todo su empeño en arrancarse cualquier vestigio de humanidad, hay algo en él que anhela desesperadamente compañía. No me refiero necesariamente a una intimidad física o sexual, sino a esa soledad que cala hasta los huesos.

Siempre me pareció curiosa la forma en que se rodeaba de demonios. Por supuesto, en la superficie estaba claro que los creaba para hacer el trabajo sucio por él, para que cumplieran sus órdenes sin cuestionarlo, pero, más allá de eso, era como si, en lo más profundo de su retorcida psique, buscase compañía, un reflejo distorsionado de lo que podría haber sido una "familia". 

Es decir, él era incapaz de crear y mantener lazos auténticos con las personas, y como respuesta a esa incapacidad, jugaba a ser un dios cruel que moldeaba a sus extensiones.

Quizás allí estaba el mayor reflejo de su desesperación: destruir en otros lo que él más anhelaba pero nunca admitiría necesitar.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Entonces, ¿cómo será el laberinto que conforma la mente de Naraku? Considerando que es, en esencia, una amalgama de diversas partes, pues...

Es un tanto irónico, incluso cómico, imaginar a Naraku diciendo con total desparpajo: "tengo muchos demonios en mi cabeza". Y, curiosamente, sería completamente cierto. No se trataría de un mero intento de parecer profundo e interesante; en su caso, la afirmación no sería una metáfora, sino una declaración de hechos. Dentro de él residen legiones de demonios, entidades reales y palpables.

Así que quizás la mente de Naraku se asemeje a una dimensión alterna, algo que podría describirse como un 𝗝𝗶𝗴𝗼𝗸𝘂, su propio infierno personal donde los demonios no sólo cohabitan, sino que se entrelazan constantemente con la esencia de Onigumo.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Observación:

A lo largo de la historia, Naraku es casi siempre quien elige dónde se enfrentarán o serán emboscados sus enemigos. Rara vez lo vemos en un terreno que no haya preparado con antelación, asegurándose de que cada pelea se juegue bajo sus reglas. No se trata sólo de una ventaja estratégica; es su forma de asegurarse de que tiene el control total de la situación. Al final, cada escenario que selecciona no es sólo un campo de batalla, sino una trampa diseñada para hacer que sus oponentes caigan justo donde él quiere.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

Capítulo 530: Graduación. 

Vamos a recordar esa escena en la que Byakuya, curioso, le pregunta a Naraku qué piensa hacer con la joya. La respuesta de Naraku es extrañísima pero muy reveladora: «Nada», responde, como si todo el caos y el esfuerzo por conseguirla hubieran sido un simple juego. Como si no le importara en absoluto. 

Entonces...

¿Qué es lo que Naraku realmente deseaba después de ganar? ¿Acaso alguna vez lo tuvo claro? Sabemos que su objetivo principal era deshacerse de su parte humana y convertirse en un yōkai completo. Pero ese anhelo, por mucho que lo persiguiera, siempre parecía estar fuera de su alcance. Para lograrlo, tendría que sacrificar su esencia por completo, un precio que incluso InuYasha, en su momento, consideró demasiado alto. Naraku, a pesar de toda su ambición y frialdad, dudó en seguir ese camino. Sabía, en lo más profundo, que despojarse de su parte humana no sólo implicaba alcanzar el poder absoluto, sino también perder lo que lo hacía, en cierto modo, «él mismo».

Pero, ¿en qué se habría convertido Naraku una vez logrado su objetivo? ¿Qué habría deseado hacer con su vida después de ganar su guerra, cuando ya no le quedaran enemigos que enfrentar? Su ambición es innegable, pero de todos modos surge la duda de si, en algún punto, ser un yōkai completo habría sido suficiente para él. Con el tiempo, esa meta podría haberse sentido insignificante, demasiado pequeña para alguien que siempre ansiaba más. Y, sin embargo, Naraku nunca mostró un verdadero interés en dominar a todos los seres vivos ni en controlar el mundo. 

Es como si, pese a todo su poder y sus intrigas, careciera de una visión más allá de su transformación. Quizá su verdadera lucha nunca fue con los demás, sino con su propia naturaleza. Tal vez alcanzado su objetivo, se habría encontrado en un abismo aún mayor: el de no saber qué más hacer.  

Considerando todo esto, empiezo a ver a Naraku bajo una luz casi depresiva. Es como si necesitara una constante dosis de enemigos y conflictos para mantener su sentido de propósito y evitar el vacío que lo acecha. Sin oponentes que pongan a prueba su poder o le den una meta clara, podría caer en una espiral de desánimo y apatía. Su ambición y su afán de enfrentamientos parecen ser, en última instancia, una especie de ancla psicológica. Porque, por un lado, Naraku anhela una conexión genuina, pero por otro, rechaza esa idea rotundamente. De ese modo, opta por escuchar únicamente a la parte de sí mismo que desprecia la cercanía y prefiere la soledad.

Quizás por eso Naraku sigue aferrándose a su causa, a pesar de saber que nunca encontrará una verdadera satisfacción. Su resiliencia parece guiada por la lógica de: «Comencé esto, y ahora debo terminarlo; no me gusta dejar las cosas a medias». Esta necesidad de concluir lo que ha iniciado parece una extensión de su deseo más profundo de convertirse en una versión "mejor" de sí mismo, aunque, irónicamente, está atrapado en un ciclo de autodestrucción constante para lograrlo.

Naraku está tan enfocado en perfeccionarse y superar sus limitaciones que no se da cuenta de que, en su búsqueda de grandeza, está acercándose a un punto de no retorno. Cada vez que se reconstruye, lo hace a un costo tan alto que eventualmente perderá la capacidad de recuperarse, tanto física como psicológica y emocionalmente. De igual modo, hay veces en las que la Perla parece ser sólo una excusa, una forma de justificar sus acciones y mantener su mente ocupada con un objetivo concreto. 

Naraku tal vez sabe en el fondo que no llenará el vacío que lleva dentro. Este vacío se manifiesta incluso en el deseo persistente de su remanente humano, el bandido Onigumo, que anhela "el corazón de Kikyō" —un deseo que Naraku mismo desprecia. Porque sin importar cuántos deseos se le cumplan, puede que nunca esté satisfecho.

➜ Naraku tiene ese vacío existencial que ni todo el poder, la manipulación o la Perla de Shikon pueden llenar. Y aunque intenta llenarlo con poder, traiciones y caos, nada parece ser suficiente. Quizás lo que realmente busca es algo que ni siquiera él es capaz de nombrar: una razón para existir más allá del odio y el vacío.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

¿Cuál creen que sea la verdadera forma de Naraku?

La respuesta es que, en realidad, no tiene una forma fija. Naraku es un cambiaformas y puede adoptar cualquier apariencia que desee: desde un monstruo aterrador, una hermosa princesa, hasta una simple araña. Incluso puede transformarse en alguien sorprendentemente común pero inquietantemente carismático, alguien con quien podrías cruzarte por la calle sin sospechar nada (y recordemos que robó el rostro del príncipe Hitomi). Su encanto es, sin duda, parte de lo que lo hace tan peligroso.

Naraku se esconde detrás de máscaras no sólo para engañar a las personas, sino también para proteger su propio vacío. ¿Qué hay detrás de esas múltiples formas? Quizá ni él lo sepa ya, después de tanto tiempo perdiéndose en las identidades que ha robado. No importa qué rostro lleve, siempre busca lo mismo. Y lo más asombroso es que sabe usar sus máscaras para infiltrarse en los corazones y mentes de los demás, manipulando con una sonrisa lo que no puede destruir con sus garras.

Nunca sabrás si la mano que te ofrece ayuda o el aliado en el que confías es, en realidad, Naraku, acechando bajo la superficie, esperando el momento perfecto para revelar su verdadera naturaleza. Porque, después de todo, lo más aterrador de Naraku no es lo que ves... sino lo que no alcanzas a ver.

Pero de todos modos, ¿cuál creen que sea su verdadera forma?


Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

¿𝐂𝐑𝐄𝐄𝐍 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐀𝐑𝐀𝐊𝐔 𝐒𝐄𝐀 𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐕𝐄𝐑𝐓𝐈𝐃𝐎 𝐎 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐎𝐕𝐄𝐑𝐓𝐈𝐃𝐎?

Naraku es un personaje que complica un poco las cosas cuando se trata de catalogarlo. Aunque parece ser una figura extremadamente calculadora y reservada, a menudo hace alarde de sí mismo frente a sus enemigos, lanzando juegos de palabras crueles y comentarios mordaces sin reservas. 

Su vestimenta, predominantemente en tonos púrpura y morado, es otra forma en que Naraku se asegura de ser el centro de atención. Estos colores, difíciles de obtener en su época y asociados con la nobleza y la riqueza, subrayan su estatus elevado y su deseo de destacarse. La forma en que Naraku usa su apariencia para imponer respeto y admiración sugiere que, aunque pueda parecer reservado en sus intenciones, su estilo de vida y su actitud son decididamente extrovertidos. 

Además, no maneja bien las situaciones cuando su equilibrio se ve alterado o cuando no recibe «el miedo» que busca.

Pero...

También exhibe una notable fascinación por los mundos internos de las personas, explorando profundamente sus ideas, miedos y deseos más íntimos. De alguna manera, parece tener una conexión casi intuitiva con estos aspectos humanos, dada su propia naturaleza tan humana, lo que le permite manipular y jugar con las emociones y pensamientos de quienes lo rodean. 

Sin embargo, a pesar de esta conexión con los sentimientos ajenos, no necesita una audiencia para validar sus acciones. No considera a los demás como sus iguales, salvo quizás a unos pocos, como Kikyō, o incluso Kagome, a quienes respeta por su poder.

Internamente, Naraku es un hombre reservado y privado, protegiendo sus sentimientos, pensamientos y motivaciones. En el fondo, es un lobo solitario y un depredador astuto que, si bien tiene la capacidad de adaptarse y mostrar una personalidad diferente en la superficie, no encaja del todo en el perfil que presenta.

Además, pasa la mayor parte de su existencia inmerso en su propio mundo interior, donde su moralidad se construye exclusivamente según su interpretación personal de la realidad. Para él, no hay un estándar ético universal más allá de su propia perspectiva; todo se reduce a su visión egocéntrica del universo. En su esquema, tanto las cosas como las personas son meros instrumentos para alcanzar sus propios objetivos. 

Entonces, las experiencias y vidas de los demás únicamente adquieren significado en relación con él, despojadas de cualquier valor intrínseco, porque las personas, para Naraku, son simplemente «ganado», valiosas sólo en la medida en que sirven a sus propósitos, salvo aquellos pocos que él considera dignos de atención o reconocimiento.

Luego está su obsesión patológica por alcanzar objetivos específicos durante largos períodos, caracterizada por una planificación meticulosa y una red de contingencias interminables. Su enfoque hacia el panorama general es metódico y exhaustivo, anticipando cada posible eventualidad. Sin embargo, aún con todas estas cosas, también actúa por capricho en ocasiones, tomando decisiones impulsivas que contrastan con su supuesta planificación. 

Sí, Naraku busca dominarlo todo, absolutamente todo, pero a veces se ve arrastrado por sus deseos y estados de ánimo impredecibles, lo que lo lleva a sabotearse a sí mismo.

Y, como ya se mencionó antes, posee niveles de intuición que sólo pueden compararse con los de Kagome y Kikyō. Su habilidad para prever el comportamiento humano y su destreza para desestabilizar a otros a partir de fragmentos mínimos de información son notoriamente precisas. Es, en esencia, un empático oscuro.

Rumiko Takahashi sobre Naraku: Declaraciones Oficiales

«El personaje de Naraku es el de preferir la destrucción al control y querer que todos mueran. Aunque, tal vez, solo quería ser amado por alguien de corazón».

𝗣𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗥𝘂𝗺𝗶𝗸𝗼 𝗧𝗮𝗸𝗮𝗵𝗮𝘀𝗵𝗶.

Vamos a extrapolar un poco la entrevista de Takahashi y profundizar en las razones que impulsan a Naraku a actuar como lo hace, o al menos en una de las tantas que menciona la autora.

La soledad debe ser aún más devastadora para un monstruo. Para alguien que nunca ha conocido el verdadero amor, que ha vivido sin él y que ha llegado a aceptar que su soledad será su eterna compañera. Alguien que ha hecho las paces con esa oscuridad, sabiendo que lo seguirá para siempre. Y, sin embargo, esa misma oscuridad que ha abrazado como parte de sí mismo actúa también como una cadena que lo mantiene atado. 

Es como una prisión autoimpuesta. Al construir su identidad sobre el rechazo a cualquier tipo de conexión, Naraku se ha convencido de que la verdadera fortaleza reside en la crueldad, en despreciar y reprimir sus propias emociones, y en aplastar todo lo que pueda haber de bueno o humano en él. Así que, de manera bastante irónica, es precisamente este comportamiento, diseñado para distanciarlo de su humanidad, el que pone de manifiesto cuán profundamente humano es Naraku; en su esfuerzo por ser implacable, ha abrazado lo más humano de todo: la capacidad de herirse a sí mismo.

Es un monstruo, sí, un asesino. Sus manos han sembrado violencia y destrucción, han herido a las personas y jugado con ellas. Pero tal vez, en el fondo, una pequeña parte de él anhela amor, un amor genuino. Y ahí está, su contradicción, algo que muchos no comprenden de él: Naraku decide ignorar ese deseo, lo rechaza. Lo odia, se odia a sí mismo por esa debilidad. Le da vergüenza, y la vergüenza que siente es tan profunda que la entierra bajo capas y capas de odio y desprecio, la desestima como si no fuera más que una anomalía que debe ser erradicada.

Entonces, es bastante claro que prefiere la destrucción y el caos a todo lo demás, así que lo primero que hace es ignorar ese diminuto deseo de amor que alguna vez pudo haber sentido. Opta por el dolor y el poder, dos fuerzas que, a diferencia de sus vulnerabilidades, no le causan vergüenza. El poder, en su visión, es absoluto, indiscutible, y no tiene por qué sentir remordimientos por buscarlo y abrazarlo con fervor.  

Qué hombre tan contradictorio es Naraku. Tan cruel y tan vil y tan trágico en su soledad. No hay mejor metáfora para definirlo que el de un alacrán clavándose su propio aguijón.
El anime no se centra mucho en las expresiones de Naraku, pero en esta imagen, su semblante taciturno deja en claro cuán solo se siente.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

𝘕𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳: 𝘌𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘥𝘦 𝘖𝘯𝘪𝘨𝘶𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘢𝘳𝘢ñ𝘢; 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘲𝘶𝘦𝘳í𝘢 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘭𝘢

Al final, Naraku decide reabsorber los sentimientos desechados de Onigumo, aquellos sentimientos impuros y deseos despreciables que una vez rechazó para distanciarse de su lado más humano. Es irónico que, tras todo, termine volviendo a aquello que tanto aborrecía. Después de todo, Onigumo nunca buscó otra cosa que lastimar a Kikyō.

Naraku decide que esos sentimientos, tan terribles y corrosivos, no son tan inútiles como pensaba. Sentimientos cargados de odio y pasiones corruptas, todo para contaminar la Perla y asesinar definitivamente a Kikyō.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

Observación:

Naraku absorbió de lleno el flechazo de Kagome, y su cuerpo fue destruido casi por completo, quedando reducido a nada más que su cabeza. Cualquier otro yōkai habría sucumbido al instante ante semejante poder espiritual, pero Naraku no. Con lo poco que le quedaba, tuvo que recurrir a sus trucos, uniendo su cabeza a una de sus marionetas para obtener un nuevo cuerpo. 

Obviamente, no sería la última vez que Naraku enfrentara un embate de poder espiritual, pero hay que decirlo: su resistencia en momentos críticos es algo fuera de este mundo. Literalmente. Es increíble cómo logra salir ileso de situaciones que dejarían a otros yōkais hechos polvo. Y lo hace una y otra vez, como si su propio cuerpo se negara a rendirse, sin importar lo que le lancen.

Nunca, pero nunca, subestimes el poder de una sacerdotisa.
Pero tampoco te equivoques al medir la resistencia de un híbrido como Naraku. Puede que lo fulminen, lo destrocen, lo desintegren, pero sigue volviendo.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

El día (o noche) en que Naraku se aprovechó de Sesshōmaru. He notado que algunos piensan que Sesshōmaru logró herir a Naraku de alguna manera, o que incluso Naraku llegó a temerle... pero no fue así. Sólo para aclarar las cosas: lo que Sesshōmaru destruyó en ese momento fue una marioneta de Naraku, nada más.

Así que, básicamente, Naraku no sólo se aprovechó, sino que también se burló de él. Eso revela mucho sobre cómo Naraku percibió a Sesshōmaru en ese instante: como un peón, un tonto, un simple perro.

Es un poco risible cuando Jaken dice, "No trates de engañar a Sesshōmaru-sama", especialmente considerando que Naraku ya lo hizo y con bastante éxito.
Vaya, Naraku es realmente descarado y sinvergüenza. No sólo manipula al daiyōkai con toda tranquilidad, sino que, para colmo, se toma la molestia de aclararle que lo "visitará" (o mejor dicho, lo usará) de nuevo en el futuro.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

Revisen los pies de nota de cada imagen 📌

Observación:

Naraku se plantó frente a Kikyō en el Monte de las Ánimas y le infligió la misma herida que la había matado hace cincuenta años, cuando aún estaba viva. Ahora, con su cuerpo de barro, la tarea resultó sorprendentemente fácil para él. Kikyō cayó al mar de veneno y, de alguna manera, terminó bajo una cascada. Kagome apareció entonces y se esforzó por curar su herida. Luchar contra el veneno de Naraku no fue sencillo, y aunque logró avanzar, todavía tenía un arduo camino por delante. 

El youki de Naraku era tan denso que incluso a Kagome le resultaba doloroso entrar en el agua.

Más tarde se descubre que la herida de Kikyō se reabrió, y la situación se volvió crítica. Para ganar algo de tiempo y evitar sucumbir al veneno de Naraku, necesitaba nada menos que el alma de la propia Midoriko. Sí, Midoriko. Ni los poderes de Kagome ni los de Kikyō eran suficientes para contrarrestar los efectos del veneno. En primer lugar, Kagome le otorgó un respiro al salvarla, y luego Midoriko al darle aún más tiempo.

Conclusión:

A pesar de lo evidente, muchos persisten en la absurda idea de que Naraku era "débil", cuando la historia te dice sin lugar a dudas que no era nada de eso. El simple hecho de que la herida de Kikyō fuera tan difícil de curar lo demuestra con creces. No era sólo una cuestión de tratar una herida común; fue necesario que Kagome interviniera con gran esfuerzo y, aún así, Kikyō tuvo que recurrir al alma de Midoriko para tener alguna oportunidad. Si eso no deja claro el nivel de fuerza y resistencia de Naraku, no sé qué más podría.

El youki, o energía demoníaca, de Naraku no era sólo una barrera física; también era una presencia sofocante que mostraba cuán poderoso y decidido era. No solamente era capaz de envenenar físicamente, sino también espiritualmente.

Tómalo como un duelo entre su maldad pura y la bondad del corazón de Kagome.
La precisión de Naraku al replicar esta herida demuestra su sadismo y su placer por infligir sufrimiento. Atacar justo en ese lugar es su forma de reabrir las heridas del pasado, tanto literal como emocionalmente, golpeando donde más duele.
Midoriko, la legendaria sacerdotisa cuya alma había formado la Perla de Shikon.
Esto pone de manifiesto que el poder de Naraku no sólo era mortal, sino que también tenía una naturaleza persistentemente corruptora, tanto así que al final se requirió de la mismísima creadora de la Perla.
Es casi irónico pensar en todas las intervenciones y esfuerzos necesarios para curar la herida causada por un "simple" hanyō. Desde la intervención de sacerdotisas legendarias hasta la pura desesperación de quienes buscan salvar a sus seres queridos, todo para tratar una herida infligida por Naraku.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

𝗟𝗮 𝗘𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗗𝗶𝗴𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱

Es curioso. He notado que muchos villanos y hombres malos en general nunca están tranquilos cuando los vencen. A menudo se van gritando, maldiciendo, mostrando su verdadero rostro en una reacción violenta y patética. 

Pero él no. Él estuvo sorprendentemente sereno. No gritó ni maldijo, a pesar de no ser un hombre de virtudes y de haber cosechado su destino con sus propias manos. En lugar de eso, se mantuvo calmado, con una expresión que, aunque suave, parecía casi melancólica.

No hubo en su actitud ni un atisbo de arrepentimiento, sólo una especie de aceptación resignada.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

Naraku siempre tuvo un profundo sentido de autoconservación. Por eso, no es sorprendente que evitara a toda costa el poder espiritual de Kagome o Kikyō, lo cual es una reacción bastante común en cualquier yōkai. Después de todo, ¿quién en su sano juicio querría enfrentarse a una purificación que podría desintegrarlo por completo? 

Pero aquí está el detalle que muchos parecen pasar por alto: no es que Naraku temiera a Kagome o a Kikyō personalmente. La verdad es que su miedo estaba más relacionado con algo mucho más amplio y fundamental: la muerte misma. 

Naraku sabía que no era invulnerable. Su habilidad para escapar de situaciones peligrosas y sus estrategias meticulosas estaban diseñadas para mantenerlo con vida, no porque tuviera miedo de un rival en particular, sino porque el simple hecho de morir era una perspectiva que no podía soportar.

Está escrito explícitamente en su perfil de personaje.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Fascinación Peligrosa 

Naraku parece alguien naturalmente curioso. Si bien  su motivación principal es bastante clara —completar la Perla y convertirse en un demonio completo—, hay algo en su comportamiento que va más allá de esta meta. A menudo, se embarca en actos y proyectos no sólo por la ambición que los impulsa, sino también por un deseo innato de experimentar y observar cómo se desarrollan las cosas, sin preocuparse demasiado por las consecuencias inmediatas.

Esta inclinación a la experimentación y la curiosidad lo lleva a ser impulsivo en ocasiones, lanzándose a situaciones riesgosas con algo remotamente parecido a una fascinación infantil. 

Sin embargo, debajo de esa capa de audacia, también tiene un sentido de autoconservación que es casi instintivo. A pesar de su disposición a meterse en problemas, siempre tiene una red de seguridad: múltiples estrategias y escapatorias que ha diseñado meticulosamente para salvarse de cualquier aprieto.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

La filosofía personal de Naraku también puede tener un toque existencialista muy marcado. Su código moral está basado en su propia experiencia individual, hasta el punto de que podría ser visto como un prototipo literario del Übermensch. Vive su vida siguiendo sus propias reglas y decisiones, sin preocuparse por las normas sociales, leyes o convencionalismos. Es completamente auténtico en lo que es, en las elecciones que hace y en cómo actúa según ellas.

Naraku es, en esencia, malvado. Su maldad no es sólo un rasgo de su personalidad, sino que se manifiesta de manera consistente. Cada pocos episodios, lo vemos realizando actos realmente despreciables. Pero su crueldad no es meramente gratuita; más allá de su desdén por las normas establecidas, Naraku tiene una perspectiva aguda sobre la futilidad de la existencia y la superficialidad de los valores humanos.

En este sentido, Naraku encarna un tipo de nihilismo que no se limita a destruir por el simple placer de hacerlo, sino que busca exponer la vanidad inherente a las aspiraciones humanas.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Naraku a menudo se deja llevar por la curiosidad y el deseo de poder, lo que lo hace un personaje muy nietzscheano. Recuerda al concepto del superhombre, aquel que ignora las leyes de la gente común y crea sus propias normas. En muchos sentidos, Naraku encarna perfectamente este tipo de figura.

Para él, los humanos y la mayoría de los yōkais no son más que corderos en un rebaño, listos para ser consumidos a su antojo. Disfruta jugando con sus víctimas, obteniendo una perversa satisfacción al matar y controlar vidas simplemente porque puede. Me atrevería a decir que su filosofía personal es, en esencia, nihilista. Para Naraku, la vida carece de significado inherente, y las normas y valores que otros siguen son sencillamente constructos vacíos.

Entonces, en su mundo, no hay lugar para conceptos como propósito o destino; esos son sólo cuentos para los débiles. Los que buscan un propósito son aquellos que no tienen la fuerza para forjar el suyo propio. En cambio, Naraku abraza una visión radicalmente diferente: él mismo es el arquitecto de su realidad. Para él, el verdadero poder radica en la capacidad de crear tu propio camino, definir tu propio propósito y desafiar cualquier destino predeterminado. En su universo, sólo los fuertes tienen el poder de esculpir y moldear su existencia.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

El alma de Hakushi, atrapada en el Monte Hakurei tras la muerte de su cuerpo, víctima de su propia aflicción y la lenta agonía que tuvo que soportar, les cuenta a Sango y Miroku cómo fue su vida antes de morir y, obviamente, antes de que el demonio Naraku lo sedujese (cabe mencionar que "seducir" no implica necesariamente la forma sexual, sino inducir a alguien a hacer cosas que normalmente no haría). 

En el anime, esa parte se cambia un poco, con Kikyō escuchando su historia. No es así en el manga, aunque la parte en la que Hakushi encuentra descanso eterno gracias a Kikyō se conserva en ambas versiones.

Sin embargo, vale la pena señalar los métodos que Naraku utiliza para conseguir lo que quiere. Básicamente, se especializa en tentar y seducir, como un auténtico diablo occidental. Siempre apela a la parte oscura de las personas, explotando sus miedos, inseguridades y deseos más ocultos. Nunca se trata de una simple manipulación; Naraku sabe cómo tocar las fibras más sensibles, cómo hacer que la gente se cuestione sus propias decisiones y, en última instancia, cómo hacerles creer que sus acciones son fruto de su propia voluntad. 

Es un maestro en convertir la debilidad en su mayor arma, y siempre está un paso por delante, aprovechando cada oportunidad para sembrar caos y desesperación.

Y no es para menos: sin duda, su rostro, su voz y sus aparentes palabras comprensivas son una gran ayuda. Este enfoque, que casi no se ha visto en ningún otro yōkai de la serie, le da una ventaja única.

Capítulo 269 del manga: "En la Oscuridad".

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

Si se ponen a pensarlo, Naraku es un personaje que tiene un talento especial para hacer cosas extrañas. Por ejemplo, se sienta en la oscuridad de su habitación a cavilar y hablar consigo mismo como si fuera la cosa más normal del mundo. ¿Y cuando siente celos? Bueno, no es que simplemente frunza el ceño como cualquier persona. No, él va y se arranca la piel de su propia espalda, literalmente. Y ni hablemos de su absoluta falta de vergüenza...

Se despoja de su ropa en cualquier lugar y frente a cualquiera sin una pizca de pudor, como si la desnudez fuera su estado natural. La combinación de estos factores hace que uno se pregunte qué rayos pasa realmente por la mente de Naraku.

En pocas palabras, Naraku hace cosas raras, y parece que se pone aún más extraño cuando está "en sus días". Ya saben, esos días en los que se encuentra en la brecha entre ser híbrido y debilitarse, cuando es más humano que demonio. No es ningún secreto que Naraku nunca se molestó en gestionar sus emociones humanas. 

En lugar de eso, se dedicó a idear maneras de deshacerse de ellas. Pero, sorpresa, sorpresa, esas emociones siempre regresan. Nunca entendió que es imposible eliminarlas por completo.

Cuando esas emociones inevitablemente resurgen, Naraku se siente completamente descolocado. No sabe cómo manejarlas, y eso lo contraria profundamente. Es en esos momentos de confusión emocional que tiende a hacer cosas inesperadas o a cometer errores. 

Ya sea arruinando algún plan meticulosamente elaborado o actuando de manera irracional, es como si su lado humano tomara el control por un breve pero caótico periodo. Y aunque lo niegue hasta la saciedad, esos son los momentos que nos recuerdan que, en el fondo, sus emociones están al rojo vivo.

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

La Contradicción de Naraku

Naraku no sólo resiente el hecho de que Kikyō anhele lo que él considera una existencia miserable, como ser simplemente "una mujer normal". También le frustra ver cómo Kikyō parece ceder a ese deseo una vez que opta por vivir su vida junto a InuYasha. Sin embargo, hay algo más profundo en su conflicto: Naraku siente una extraña mezcla de admiración y resentimiento hacia la fortaleza y el poder de Kikyō. A pesar de que esos poderes le causan innumerables problemas, no puede evitar sentirse francamente admirado por ellos y, al mismo tiempo, impulsado a destruirlos.

Sabemos que Naraku tiene una percepción distorsionada de las cosas y sentimientos ambiguos hacia aquellos que lo rodean. Aún así, su incapacidad para comprender el simple deseo de Kikyō de ser "normal" es palpable. Para Naraku, ser ordinario, común o incluso frágil —es decir, humano— es algo que rechaza vehementemente. A pesar de poseer numerosos rasgos emocionales humanos, irónicamente se esfuerza por distanciarse de cualquier cosa que lo relacione con la humanidad.

Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

 ✨ Echando un vistazo a los paneles del tomo 30 del manga ✨ Cuando muere, Naraku no lo hace en paz. Su final es violento, sangriento, y está...