La Contradicción de Naraku
Naraku no sólo resiente el hecho de que Kikyō anhele lo que él considera una existencia miserable, como ser simplemente "una mujer normal". También le frustra ver cómo Kikyō parece ceder a ese deseo una vez que opta por vivir su vida junto a InuYasha. Sin embargo, hay algo más profundo en su conflicto: Naraku siente una extraña mezcla de admiración y resentimiento hacia la fortaleza y el poder de Kikyō. A pesar de que esos poderes le causan innumerables problemas, no puede evitar sentirse francamente admirado por ellos y, al mismo tiempo, impulsado a destruirlos.
Sabemos que Naraku tiene una percepción distorsionada de las cosas y sentimientos ambiguos hacia aquellos que lo rodean. Aún así, su incapacidad para comprender el simple deseo de Kikyō de ser "normal" es palpable. Para Naraku, ser ordinario, común o incluso frágil —es decir, humano— es algo que rechaza vehementemente. A pesar de poseer numerosos rasgos emocionales humanos, irónicamente se esfuerza por distanciarse de cualquier cosa que lo relacione con la humanidad.