𝘕𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳: 𝘌𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘥𝘦 𝘖𝘯𝘪𝘨𝘶𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘢𝘳𝘢ñ𝘢; 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘲𝘶𝘦𝘳í𝘢 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘭𝘢
Al final, Naraku decide reabsorber los sentimientos desechados de Onigumo, aquellos sentimientos impuros y deseos despreciables que una vez rechazó para distanciarse de su lado más humano. Es irónico que, tras todo, termine volviendo a aquello que tanto aborrecía. Después de todo, Onigumo nunca buscó otra cosa que lastimar a Kikyō.
Naraku decide que esos sentimientos, tan terribles y corrosivos, no son tan inútiles como pensaba. Sentimientos cargados de odio y pasiones corruptas, todo para contaminar la Perla y asesinar definitivamente a Kikyō.