✨ Capítulo 164: El Cuarto ✨
Es difícil perdonar que Sunrise no animara esta escena. No es la única que dejaron fuera, pero esta tenía un potencial increíble. Me encanta el gore cuando se usa bien, sobre todo para mostrar lo aterrador que pueden ser los monstruos. Y Naraku, con su extraña y retorcida "familia de sangre", es el más grande de todos. Habría sido brutal verlo en todo su esplendor.
Entonces, me gusta esta secuencia porque el cuerpo de Naraku yace ahí, decapitado, pero todos sabemos que no está realmente muerto. Más bien parece... pasivamente irritado. Como si pensara: «¿En serio otra vez?» Quizás sólo quería tomarse un descanso, quién sabe...
Sin embargo, el momento es breve. Su mano se contrae después de permitir, por un instante, que la criatura en la vasija devore los cadáveres de los samuráis sin interrupción. Parece que no le importa que se alimente bien, porque enviar a alguien a la cama sin cenar no es el tipo de castigo que Naraku emplea. No, él definitivamente opta por métodos más brutales, como cuando el gran corazón aparece en su mano y lo aprieta.
La cabeza cortada de Naraku sonríe de manera burlona y le pregunta si eso le duele. Luego, con un tono absolutamente despectivo, le informa al "bebé de prueba" que, en este momento, tiene su miserable corazón palpitando en la palma de la mano. Literalmente. Naraku también explica que valora el instinto asesino que se dirige a todo lo que se mueve, pero advierte que podría aplastar su corazón si su dueño se comporta de manera grosera con él. Es curioso, casi como si esa cosa –más tarde identificada como Juromaru y Kageromaru– soltara una palabrota en la mesa o algo similar (su equivalente, diría).
Si bien puede que esta secuencia resulte desagradable para algunos (bueno, no para mí, pero entiendo que no a todos les agrada), la encuentro extrañamente divertida. Es lo más cercano a una convivencia familiar que Naraku y sus criaturas, que salieron de él, podrían tener, dada su peculiar naturaleza.
#ellegadodenaraku