✨ Volumen 10 ✨
Paneles donde Naraku y Kikyō revelan un rasgo común que los eleva por sobre tantos otros: jamás inclinan la cabeza ante una amenaza. No importa cuán letal sea el enemigo, no retroceden ni permiten que el miedo los delate.
Naraku lo demuestra con una frialdad imperturbable. Ya había declarado su intención de matarla antes del enfrentamiento, y ni siquiera al recibir el flechazo de Kikyō –un ataque que haría temblar a la mayoría de los yōkai– se inmuta. Se mantiene en pie, digno, sin apartar la mirada, como si el dolor no mereciera atención.
