martes, 28 de enero de 2025

Comentario Crítico sobre Naraku y Otros Personajes

El último pensamiento de Naraku...


Quiero dejar claro que prefiero dedicar una publicación exclusiva para profundizar en los sentimientos de Onigumo y Naraku hacia Kikyō, desentrañando el deseo que, paradójicamente, los une y los separa en igual medida.  


Ahora bien, ¿por qué Naraku se imagina a Kikyō con el cabello largo y esa expresión tan característica? En el anime, Kikyō solía mostrar una calma serena, casi profesional, al atender a Onigumo; sin embargo, en el manga, esas mismas escenas no se presentan de igual modo en el acto final. ¿Qué podemos inferir de esta diferencia?  


Es irónico, ya que Naraku, arrastrado por los sentimientos humanos de Onigumo, pasó horas, días, semanas observando a Kikyō. Conoció la esencia de la mujer “real”, despojada de toda fachada, más allá de la mártir o la sacerdotisa. Fue él quien, si se puede decir, metió la mano en su pecho y extrajo violentamente toda la oscuridad que yacía escondida. 

Profundamente, en su interior, y alimentado por los deseos ajenos, Naraku parecía sentir curiosidad por una Kikyō más libre, menos atada a los principios que la definían como sacerdotisa. Esto se hace evidente en momentos tensos, como cuando ella intenta asesinar a Kagome. A Naraku le gustaba, le fascinaba su convicción, esa fuerza inquebrantable que la  caracterizaba; le intrigaba cómo no temía desafiarlo, cómo le llevaba la contraria sin titubeos, enfrentándolo con una firmeza que pocos se atreverían a mostrar. No se trataba sólo de su belleza o su poder, sino de esa resistencia que, paradójicamente, lo irritaba y lo cautivaba a partes iguales. 


En ella encontró un eco extraño: un reflejo de su propia oscuridad frente a una luz que no se doblegaba. Para alguien como él, debió resultar tan fascinante como frustrante.  


Cuando finalmente Naraku expone su “verdadero deseo”, es como si todo se hubiera amalgamado de forma irrevocable. Onigumo la vio cálida y serena, pero fue Naraku quien desbordó la oscuridad, logrando, de manera irónica, lo que Onigumo deseaba. Es importante recordar que Naraku ya se encontraba agotado, resignado, dejando que todo lo humano y vulnerable en él se filtrara sin resistencia. Fue en ese preciso instante cuando las líneas entre Naraku y Onigumo simplemente se desdibujaron, como si una única entidad hubiera nacido –otra vez– de los deseos, las sombras y la oscuridad que compartían.


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Naraku: Análisis desde la Fuente Oficial del Manga

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